viernes, 21 de febrero de 2014

Conocidas las noticias del diagnóstico en el núcleo familiar, tiene lugar un profundo cambio que perturba las relaciones anteriores y busca la nueva formación de roles en la asistencia al enfermo.
 
Los temores futuros acerca de la situación y la salud del familiar enfermo comienzan a aparecer. En estos momentos la unidad familiar y el apoyo del círculo social próximo suponen un refuerzo decisivo para la adaptación. La ansiedad, la frustración, la depresión o el sentimiento de pérdida son emociones habituales asociadas a este primer  estadio en el afrontamiento. Estos cambios emocionales a menudo comportan una retirada del ámbito social por parte del cuidador. Le resulta difícil participar en actividades o interacciones sociales, lo cual lo lleva al retraimiento y subsiguientemente a un inminente impacto físico y emocional duradero.
 
Con el avance de la enfermedad, las habilidades y capacidades del enfermo anteriores o las conservadas en primeras fases, van disminuyendo. De este modo, cambia la comunicación, pierde la independencia y funcionalidad y la toma de decisiones debe situarse en la figura del cuidador principal en consenso con el resto de la familia.
 
De esta manera el aceptar dichos cambios y valorar el apoyo de la ayuda externa así como fortalecer su relación con el enfermo sufragará significativamente en el proceso. Estimar unas expectativas reales es uno de los principales puntos de partida en el afrontamiento de la EA.
 
 
En el emotivo video de Alz.org, Brittany nos manifiesta concisamente aquellos cambios que su madre ha sufrido como consecuencia de la enfermedad de Alzheimer. Una mirada cercana al impacto emocional de la enfermedad en el núcleo familiar.
 
Uno de los mayores desafíos en la esfera emocional con los que se enfrenta el cuidador y la familia es al deterioro cognitivo y sus consecuencias. La dramática  modificación de las funciones mentales y de la memoria del enfermo - ya no reconoce a sus seres queridos-. Constituyendo sin lugar a dudas uno de los golpes más duros y más difíciles de asumir para la familia durante la enfermedad.
 
 
 
En los más pequeños de la casa, la dificultad de comprender que le ocurre al abuelo establece una de las cuestiones delicadas del avance del deterioro de la enfermedad de Alzheimer en la familia.
 
La confusión que genera en los niños la conducta del abuelo debe ser explicada de forma clara y abierta exponiéndoles de modo sencillo algunos de los cambios que sucederán con su ser querido (ciertamente, según la edad del niño). Iniciativas como el libro de Ana Bergua "La abuela necesita besitos" o el maravilloso cortometraje de Fran Casanova "Ayudame a recordar" son algunos de los ejemplos que recogen a la perfección dicho tránsito.
 
 
Fotograma del cortometraje Ayúdame a recordar, la premiada obra de Fran Casanova.Tiempo de Rodar.Agencia Freak. (2012).
 
Ver tráiler siguiendo el enlace:
 
 
 
La comprensión de la enfermedad compone un gran paso para situarnos en lo que vive y padece el enfermo. Por otro lado la valoración constructiva de la situación social, económica y familiar conlleva otro factor de peso para el correcto afrontamiento de la enfermedad. El trabajo de Carlos Pantamaría y Nuria Orta, "Huir", plasma adecuadamente la angustia, la confusión y el miedo, la desorientación y las consecuencias psicológicas que padece el enfermo de Alzheimer.
 
 
 
Fotograma del cortometraje Huir de Carlos Pantamaría y Nuria Orta. Pantamaría films. (2013)

 
Ver tráiler siguiendo el enlace:
 
 
 
 
 
 

viernes, 7 de febrero de 2014

Con la llegada del frío invierno, las noches son más largas y el día más corto, la oscuridad y la disminución de la luz solar a comienzos de la tarde marca una de las estaciones críticas en el cuidado del enfermo de Alzheimer.
De esta forma la brusca caída de las temperaturas, el frío y la nieve o la lluvia son factores a tener muy en cuenta para llevar a cabo un cuidado digno y sin riesgos de nuestro familiar enfermo.
La peculiaridad metabólica del anciano les hace altamente vulnerables al frío, los cambios del envejecimiento sobrellevan dramáticos cambios en la termorregulación asimismo con la percepción de la temperatura. Las propiedades dermatológicas también se modifican con el envejecimiento, por lo tanto la piel del anciano es más débil y sus receptores cutáneos no captan con evidencia la temperatura.
De esta forma, algunos consejos útiles de prevención y tratamiento del frío y las inclemencias temporales son:
1) En primer lugar, ante el advenimiento de las bajas temperaturas y el tiempo muy inestable evitar salir de casa o aplazar en ese caso citas no urgentes, consultar los partes meteorológicos antes de realizar alguna salida y controlar la temperatura del interior en el hogar, ajustando la caldera o la calefacción.
2) Los cambios de temperatura influyen sobre la presión arterial aumentándola, con lo cual una especial vigilancia es necesaria en el caso de ancianos hipertensos.

Los ancianos son más sensibles y vulnerables
a las bajas temperaturas.

3) Controlar la temperatura del hogar y extremar la precaución en los momentos del baño o cuando el anciano debe desvestirse o al salir de la cama como momentos en los que debe salvaguardar los cambios de tiempo.


La temperatura adecuada en el hogar debe oscilar entre los 18 y los 21 ºC

4) Si debe salir vista al enfermo con prendas y ropa de abrigo adecuada, gorro, guantes, orejeras, bufanda, teniendo en consideración la comodidad.

5) La prevención de caídas es fundamental en esta época del año ya que representan una de las incidencias más habituales de accidentes y daño en los ancianos. Las superficies de hielo, la nieve, el suelo resbaladizo o húmedo son potenciales de una grave caída.

6) La posibilidad de deambulación y el riesgo añadido a la pérdida multiplica el peligro que ya entraña el salir y perderse en la calle. Ante las bajas temperaturas y la desorientación, el anciano enfermo puede morir por hipotermia o resbalar y caer con graves consecuencias.



La desaparición del enfermo de Alzheimer junto a condiciones climáticas
desfavorables acarrea un fatal desenlace.

7) El uso de braseros, estufas y mantas eléctricas pueden ser peligrosos, en el caso de los braseros puede implicar riesgo en los ancianos que viven solos en el domicilio. Los incendios, las quemaduras o la intoxicación por inhalación de monóxido de carbono por falta de ventilación son las más comunes. En nuestro país han fallecido más de 370 personas en los últimos siete años por intoxicación siendo el descuido el causante de estos accidentes.


Los siniestros causados por incendios en el hogar con adultos mayores obedecen habitualmente a descuidos o mal uso de los mismos. Conviene ventilar las habitaciones durante 15 minutos al menos dos veces al día.

8) La imposibilidad de salir a pasear por las inclemencias del tiempo puede llevar tanto al enfermo como al cuidador al aislamiento. Alentar visitas y buscar la compañía de vecinos y amigos es una fácil solución a este inconveniente.

9) La escasez de luz e iluminación y  la brevedad de los días enfatiza la agitación y la inquietud del enfermo. Las manifestaciones del síndrome de Sundowning se acrecientan y disminuye también la calidad del sueño.

10) Debe tener especial cuidado con la gripe y los catarros, la hipotermia y el riesgo de desarrollo de neumonía. En estos casos no dude en buscar asistencia médica cuanto antes.



 Fuente de las imágenes: buncombecounty.com, hizb.org.uk, ultimahora.es y footage shutterstock















lunes, 3 de febrero de 2014

LA ESTIGMATIZACION DEL CUIDADOR

Posted by Angel On 2/03/2014 No comments
Tradicionalmente el cuidador en su tarea de ayuda a su familiar enfermo desarrolla un estigma percibido a consecuencia del cual sufre alteraciones anímicas.
La teoría del etiquetado fue analizada por Link (1987) llegando a la conclusión de que las etiquetas psiquiátricas se asocian con reacciones sociales negativas. Y es que vivir en una sociedad que asiduamente fija ideas estigmatizadoras a las personas puede llevar a internalizar dichos conceptos y creer de manera generalizada que son menos valiosos a consecuencia de su trastorno mental.
Campaña contra la estigmatización de los enfermos de Alzheimer. En dicho eslogan afirma que una de cada cuatro personas con demencia dicen que ocultaron su diagnóstico por temor a la estigmatización.
Los cuidadores sufren sentimientos de estigmatización asociados con síntomas depresivos, estudios cercioran que están más estresados, tanto física como psicológicamente en mayor medida que los cuidadores con otras condiciones crónicas.
Frecuentemente los problemas de conducta del enfermo, su deterioro funcional y el menor apoyo social son asociados a niveles altos de depresión.
La valoración externa o los comportamientos de etiquetado de los demás inducen un proceso de interiorización que resulta en graves consecuencias negativas. Pero ¿Qué es el estigma?, siguiendo las conclusiones de Goffman (1963) es un proceso por el cual la reacción de los demás deteriora la identidad normal. Funciona como una distinción categorial a tres niveles (físico, psicológico y social), es una característica que genera respuestas negativas y efectos indeseados en los estigmatizados (devaluación y discriminación). De este modo, las características del estigma quedan vinculadas al comportamiento, la apariencia o la pertenencia a un grupo. El estigma de cortesía (Goffman 1963)  es aquel asociado a esa persona ya estigmatizada, es decir, los miembros de la familia pueden experimentar estigma a través de su asociación con la persona con enfermedad mental o demencia.

La asociación o vinculación familiar al enfermo estigmatizado, etiqueta al cuidador
que vive la situación con destructivas consecuencias.
El etiquetado o las etiquetas diagnósticas pueden actuar como señales que indican o llevan intrínseco el estereotipo. Además de las consecuencias negativas de la etiqueta del diagnóstico de la enfermedad mental, la etiqueta del diagnóstico de demencia es aún más compleja, debido a que es considerada parte del envejecimiento por gran parte de la población.
De este modo una de las consecuencias de la estigmatización puede ser el retrasar la búsqueda de ayuda médica o impedir la valoración cognitiva debido a estas falsas y negativas creencias o incluso rechazar toda posibilidad de tratamiento.
Otro de los resultados del estigma es evitar socializar o reportar una crecida incapacidad en el rol de cuidador diariamente. Además la vergüenza y el miedo siguen muy de cerca otras manifestaciones derivadas como la evitación de lugares y situaciones.
El estigma social agudiza la siempre difícil situación del cuidador. El aislamiento social, las dificultades de integración o la evitación de determinadas situaciones que pongan de manifiesto el estereotipo, dificulta el proceso de cuidado.
Los estudios sobre la relación entre el rechazo social, el aislamiento social y los síntomas depresivos presentaron pruebas de la asociación entre la percepción del estigma y los síntomas de depresión entre los cuidadores de personas dependientes. A este respecto los cuidadores a menudo carecen de contacto social y apoyo debido a la gran cantidad de tiempo que pasan al cuidado de su familiar enfermo. Así de este modo a menudo experimentan sentimientos de aislamiento social.
Fuente Imágenes: alzheimersblog.org , Caregiver Support by The Animated Woman fron inside the dementia, Oregon Herald.
  • RSS
  • Delicious
  • Digg
  • Facebook
  • Twitter
  • Linkedin
  • Youtube